domingo, 17 de noviembre de 2019

Volviendo a Gasteiz


Hoy es un domingo de esos que te levantas sin resaca y con ganas de hacer de todo. Y lo primero que he pensado es escribir algo en un blog que me hice hace más de 10 años y que tenía abandonado por completo. Han pasado por lo menos 5 desde la última entrada y no estaba muy seguro de si seguía vivo. y así es, así que, sin mucha lógica, voy a seguir donde lo había dejado para hablar del último concierto al que he ido. Los conciertos. Porque hablaré de un festival en el que fichamos cada año desde su segunda edición: El Gasteiz Calling. Porque nos gusta el punk y el hardcore y porque nos gusta Vitoria desde que vinimos de vacaciones hace ya más de quince años. El cartel era prácticamente el mismo que en la Estraperlo el mismo finde, pero daba igual. 
Tras atravesar la meseta y venir todo el camino bajo la lluvia, llegamos a Gasteiz en medio del caos que supone la construcción de lo que supongo es un tranvía urbano. Dimos millones de vueltas, gracias al maldito gps en parte, y a las mencionadas obras, pero por fin pudimos dejar los bártulos en el apartamento de Natxo "Cicatriz", un alavés culé hasta la médula, que comparte nombre con el cantante de los Cica, pero nada tiene que ver (supongo) con el punki más famoso de Gasteiz. 
Tras echar unas risas con algunos vídeos del youtube hemos tirado millas para la sala Jimmy Jazz, donde el festival se ha celebrado este año en formato mucho más pequeño. Al ser menos grupos, nos hemos permitido el lujo de ver a todas las bandas, empezando por los locales Fears Away. Aunque llegamos con el concierto a medias, algo pudimos ver de este grupo que a mi, personalmente no me aporta nada. No soy muy fan de los grupos que saltan haciendo una coz hacia atrás y que combinan voces guturales con melodías a lo nu metal. Habrá gente a la que le encante. No es lo mío. 
Luego fue el turno de Death By Stereo. La sala empezaba a recibir gente, pero no todavía la suficiente. Su vocalista lo dio todo en un concierto que casi nos deja sordos pues decidimos verlo desde el gallinero de la sala a lado de las PAs. Desde allí pudimos observar los ramalazos jebis de su guitarrista, con su bigotón a lo Hercules Poirot , y la fuerza de su batería, que llegó a tirar un plato de las ostias que le daba al set. EL momento friki del concierto se dio cuando los dos guitarristas y el bajista bajaron a la barra a pedir un chupito. Momento épico en mi opinión. Ya con la sala más llena, tocaron Devil In ME, grupo Hardcore típico de New York, aunque en realidad eran portugueses. Me parecieron un calco a los Madball, sobre todo por la corpulencia y la manera de moverse de su vocalista. No me impresionaron mucho,pero es uno de esos grupos que está bien ver en directo. 
El nivel etílico empezaba a ser ya preocupante cuando tocaron los Nations on Fire, a pesar del elevado precio de la birra en la sala. Por esta razón poco puedo aportar del concierto, además de que es un grupo que no me entusiasma demasiado, y eso que los veo por segunda vez, ya que año pasado también tocaron en el Gasteiz Calling. El último grupo de la noche fueron los Shelter. Como no, tocaron buena parte de Mantra, su disco más conocido, en el que hay temazos como Here We Go, Civilized Man, o Empathy, que por supuesto sonaron. Como el año pasado en el concierto de Youth Of Today, me sobraron un poco las arengas del señor Ray Cappo. Tanto hare krishna me empalaga un poco, pero bueno, cada uno puede profesar la religión que quiera que para eso hay helados de vainilla, chocolate o nata. 
Y así acabaron los conciertos del viernes. El elevado precio del bebercio nos animó a vistar la Kutxillería de nuevo pero poco pudimos disfrutarla al estar la mitad de los garitos ya cerrados. Supongo que muchos habrán chapado ya, porque al final las ciudades se convertirán todas en calles de tiendecitas y la cultura de bar se irá arrinconando. Aunque le llevamos años de ventaja a los Euskaldunes en cuanto a ir cerrando bares, parece ser que es una tendencia global. Esperemos que resistan más porque no hay nada peor que tu ciudad se convierta en ciudad dormitorio donde sólo se compray donde no se bebe. La noche acabó con un kebab, vegetal en mi caso (kebab de complementos más bien), antes de volver al apartamento de nacho a acabarnos las cervezas que quedaban y hablar de nuestras tonterías hasta que el cuerpo dijo basta.
El sábado nos levantamos como pudimos y comimos cada uno por su cuenta. Siesta y de nuevo a la Jimmy Jazz a ver la segunda jornada del festi, la cual se presentaba más punki, y más interesante para mí. Empezaron los Brigade Loco, que creo son gipuzkoanos por sus canciones de amor a la Real. Me gustó su concierto a pesar de no entender nada pues su repertorio era en euskera principalmente, pero tienen la fuerza de la juventud y canciones coreables que enganchan. Luego tocaron las Maid Of Ace, un grupo de cuatro hermanas de un pueblo de Inglaterra, que en un principio no me gustaron demasiado, pero que fueron mejorando a lo largo del concierto hasta que me convencieron, sobre todo por su bajista, que tocaba fommidablemente. No lo puedo evitar, siempre me fijo en lxs bajistxs. 
Luego ya quedaba el tridente de punkis de edad avanzada. Primero los Partisans, que dieron un concierto de los mejores en mi opinión. Punki británico clásico y muy macarra. Luego llegaron los Cockney Rejects, a los que ésta vez si pude ver con claridad puesto que en su última visita a Vitoria estaba más bien del revés. 
Tocaron muchos de los clasicazos que tienen como Flares and slippers, The Greatest Cockney Ripp Off o I'm forever blowing bubbles, y por eso el concierto estuvo fetén. Pero su vocalista Stinky Turner estaba un poco flojo de voz. Eso sí, en forma física está y tiene un buen juego de pies y un gancho de izquierda aceptable, cosa que demostró entre canción y canción.
Los últimos de la noche fueron los míticos EXPLOITED. Tenía muchas ganas de verlos pues nunca había podido después de tantos años, de tanto escuchar "The Massacre" o "Beat The Bastards". Casi asistimos a la muerte de Wattie en directo, que parecía que iba a caer en cualquier momento, pero aguantó el tirón y fue cantando como pudo temazos rodeado de esos dos músicos con rastas que parece que van a tocarte un reggae tranquilamente pero que meten una tralla impresionante. A Wattie le costaba seguir el ritmo y por un momento pareció que iba a desmayarse pero se recuperó a tiempo. No sé lo que aguantará este hombre pero almenos, ya lo he visto dar alaridos en directo. El concierto acabó con un bis que empezó con "Sex and Violence" con el escenario lleno de gente y que fue el principio del fin del concierto. 
Así acabó el festi y ya no teníamos fuerzas para seguir la fiesta así que volvimos derrotados al apartamento para descansar pues había que hacerse otros 600 km para volver a Sabadell. Esperemos volver el año que viene.  Gora gasteiz !

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